Es clave entener que el Lipedema es una enfermedad crónica y en algunos casos progresiva del tejido adiposo subcutáneo con origen multifactorial, donde intervienen factores genéticos, hormonales, inflamatorios,microvasculares y linfáticos.
1. Origen genético
Se observa una fuerte predisposición hereditaria, con antecedentes familiares.
Se sospecha un patrón de herencia autosómica dominante ligada al cromosoma X, con distinta expresión según el equilibrio hormonal.
Los genes implicados afectarían el metabolismo lipídico, la angiogénesis y la matriz extracelular.
2. Influencia hormonal
El Lipedema puede desencadenarse en etapas de cambios hormonales femeninos (pubertad, embarazo, menopausia).
Los estrógenos estimulan una lipogénesis aumentada en áreas específicas (caderas, muslos, brazos), generando depósitos grasos resistentes al ejercicio o dieta.
Se asocia también a una disminución de la lipólisis y a una retención hídrica local por alteración de receptores hormonales.
3. Disfunción microvascular y linfática
Se produce un aumento de la permeabilidad capilar y fragilidad vascular, con tendencia al edema y a la aparición de equimosis.
Aunque el sistema linfático suele estar conservado al inicio, el exceso de carga puede generar lipolinfedema secundario en fases avanzadas.
La hipoxia tisular derivada de la compresión capilar perpetúa la inflamación y la fibrosis del tejido.
4. Componente inflamatorio
El tejido lipedémico presenta una inflamación crónica de bajo grado, con infiltrado de macrófagos y linfocitos T.
Se liberan citocinas proinflamatorias (IL-6, TNF-α) que alteran el metabolismo del adipocito y sensibilizan las terminaciones nerviosas, explicando el dolor y la hipersensibilidad característicos.

Schingale 2003.
I. Tejido adiposo aumentado en cadera y muslos.
II. Se extiende desde la cadera hasta la rodilla, principalmente en la cara interna.
III. Se extiende de caderas hasta tobillos.
IV. Se produce afectación de brazos, en ocasiones en antebrazos y piernas.
V. Lipolinfedema: Toda la pierna, incluída la parte baja del tobillo.
De acuerdo a la morfología y la evolución del tejido adiposo, tal como se describe en la literatura clínica internacional (Herbst, Schmeller, Meier-Vollrath, Földi, et al.).
Esta clasificación evalúa los cambios estructurales del tejido subcutáneo, la apariencia de la piel y el volumen del tejido graso, permitiendo distinguir el avance de la enfermedad.
Características:
Superficie cutánea lisa y homogénea.
Tejido subcutáneo engrosado y blando, con consistencia “almidonada” o “grumosa fina”.
Dolor leve o presión sensible, especialmente al tacto o al final del día.
Aumento simétrico de volumen en piernas o brazos, sin alteraciones visibles en la piel.
No hay signos de linfedema.
Engrosamiento leve del tejido adiposo subcutáneo con septos finos y ecogenicidad aumentada.
Piel con superficie irregular o “acolchonada”, similar a la piel de naranja.
Nódulos de grasa palpables de tamaño variable (desde milímetros hasta nueces).
Dolor, pesadez y sensibilidad aumentada.
Puede aparecer tendencia a hematomas espontáneos.
La piel mantiene buena elasticidad.
Tejido adiposo más heterogéneo, con separaciones fibrosas visibles y zonas hiperecogénicas por fibrosis incipiente.
Características:
Piel con deformidad visible, pliegues y lóbulos de grasa que alteran la silueta corporal.
Nódulos y masas de adiposidad grandes, firmes y dolorosos.
Fibrosis marcada del tejido subcutáneo.
Mayor restricción funcional, dificultad para caminar o usar ropa ajustada.
Puede coexistir con lipolinfedema secundario.
Engrosamiento difuso, alteración de septos fibrosos, hiperecogenicidad elevada y posible afectación linfática superficial.
Corresponde al lipolinfedema, cuando ya se evidencia un compromiso linfático secundario, con edema persistente, fóvea positiva y alteración funcional marcada

Clasificación de Meier-Vollrath y Schmeller 2004. Meyer-Vollrath I, Schmeller W. Lipödem – aktueller Stand, neue Perspektiven. Chapter 7 Lipedema JDDG 2004; 2: 181–6.
Importancia del Diagnóstico Diferencial en Lipedema.
El Lipedema comparte signos con otras patologías que también cursan con aumento de volumen en extremidades, edema o dolor, por lo que su identificación requiere una evaluación clínica precisa
Un diagnóstico diferencial correcto permite:
Evitar tratamientos ineficaces o contraproducentes (por ejemplo, indicaciones erróneas de dieta o drenaje).
Definir estrategias terapéuticas conservadoras adecuadas (agentes físicos, compresión, ejercicio, abordaje interdisciplinario).
Distinguir Lipedema de obesidad, linfedema y lipohipertrofia, que tienen distinta fisiopatología y pronóstico.
Prevenir el avance hacia un lipolinfedema mediante detección temprana y seguimiento.
Muchos casos de Lipedema son mal diagnosticados como obesidad o retención de líquidos, debido a la simetría corporal y al peso aparentemente alto,
Aumento generalizado y proporcional del tejido adiposo.
Sin dolor ni hematomas espontáneos.
La grasa responde a dieta y ejercicio.
En Lipedema, el tronco suele mantenerse delgado, con adiposidad localizada y dolorosa.
Edema asimétrico, con fóvea positiva al presionar.
Puede afectar pies y dedos (en Lipedema el pie queda libre).
La piel puede presentar cambios tróficos y engrosamiento dérmico.
En etapas tardías de Lipedema (Grado III–IV), puede coexistir un lipolinfedema secundario.
Aumento simétrico del tejido graso sin dolor ni edema.
No hay equimosis ni hipersensibilidad.
Puede evolucionar a Lipedema si se asocian factores hormonales y vasculares.
Presencia de varices, pigmentación o úlceras.
Edema vespertino que mejora con el reposo.
En Lipedema, puede coexistir, pero el dolor es diferente (profundo, difuso, no venoso).